Teatro

miércoles, 11 de mayo de 2011

Teatro del Picadero, colgando los telones antes de abrir

Suena increíble decirlo, pero lo que hasta hace unos meses era una utopía ahora está tomando forma y definición. El Teatro del Picadero, que alguna vez fuera sede del Teatro Abierto y que estuvo a punto de ser demolido, hoy anticipa que hacia finales de este año abrirá su sala al público con programación propia.

El ángel de la guarda que apostó por esta causa que casi estaba perdida se llama Ernesto Lerner y es el mismo que ahora se adjudica la propiedad de esos cinco lotes ubicados en el pasaje  Enrique Santos Discépolo (ex Rauch), la privilegiada zona de avenida Corrientes casi Callao. Allí, donde se planeaba hacer locales comerciales a la calle con un costo de 3 mil dólares aproximadamente, pasó por la posibilidad de una demolición luego de que fuera protagonista de un incendio devorador.

El teatro estuvo en las manos de reconocidos artistas que lucharon por sostenerlo en pié. Después fue víctima de un Estado confundido que creyó que silenciando a los creativos podría dominar al pueblo. Más tarde un atento vecino denunció que aquel edificio del que sólo quedaba viva la fachada original construida en 1926, sería derrumbado y ante la presencia de la ONG Basta de demoler el presente de aquel codo de Buenos Aires es, afortunadamente, diferente de lo que vaticinaban.

Un llamado telefónico a un periodista del diario La Nación nos invita a celebrar y esperar ansiosos el estreno. El teatro diseñado por Hector Calmet y construido por el arquitecto Roberto Fischman tendrá una sala semicircular que permite ver el escenario perfectamente desde cualquier ubicación, contará con un estilo Casacuberta para 300 espectadores con sus respectivos camarines y baños para discapacitados. Además el edificio tendrá un bar en donde se podrán apreciar espectáculos de Café concert.

¿Quién es Lerner? Un contador que da clases en la facultad, es inversionista y un hombre que aunque, según él afirma, no sabe nada de espectáculos, tiene la pasión de los que no dejan un proyecto a medias. Falta poco para darle un revés al destino y sobre los intentos de demolición construir un mensaje más positivo para la sociedad.

Por El Conde para Papelmundo Cultural

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